Analisis Honda CB1000R

Llevas una posición de conducción envidiable, tanto el piloto como el pasajero, capitulo cuidado en este modelo ya que tiene unos agarres ocultos debajo del colín trasero que hacen, junto con la forma casi plana del sillón del pasajero, un privilegio en cuanto a la comodidad. Nada que decir tampoco de la visibilidad desde el puesto de conducción, que mediante los retrovisores es la justa en cada momento.



Otro dato a destacar es el capítulo de suspensiones cosa muy lograda por los ingenieros. Tal como viene de serie va muy bien, aunque quizás para rodar apurando algo más los límites de la moto sería bueno colocar otras regulaciones algo más duras. Mención aparte tiene el basculante monobrazo trasero, que a mi poco entender, destaca en esta moto por su excelente comportamiento, dejando más imaginación a los diseñadores para el diseño de la llanta trasera.



En el capítulo de frenos se muestra igualmente intratable, sobre todo en lo que al freno delantero se refiere, con un mordiente espectacular dejando apurar la frenada todo lo que cualquier piloto desee siempre que el firme acompañe. Igualmente el trasero esta “solo bien” en comparación al resto de elementos de la moto. Otro elemento a destacar es su embrague hidráulico heredado de su hermana mayor la CBR1000RR, que destaca por su eficacia aunque para mi gusto resulta algo duro y con un tacto algo seco en ciertos momentos.


Entrando ya en el capítulo concerniente al motor, la CB1000R, heredera de un motor con “raza”, factor este que se deja notar, puesto que en cuanto rozamos con algo de brusquedad el puño derecho nos deja entrever que no es un gato sumiso y se convierte en una pequeña bestia lista para la acción y sin tiempo para el descanso, ya que exige al piloto un máximo de concentración, puesto que sus reacciones son propias de cualquier deportiva de nivel. En tramos de muchas curvas y en los que el motor no se aprovecha en la zona alta del cuentarrevoluciones, es donde destaca notablemente el propulsor ya que permite engranar cambios sin apenas dar tiempo a engranar la siguiente velocidad, puesto que los bajos y medios son envidiables. No obstante en cuanto roza ligeramente la zona más alta del marcador su motor se queda algo “pobre” y necesitaría algo más de alegría. Esa falta de brío en esta zona del marcador se hace algo patente en largas rectas, al igual que es entonces cuando te das cuenta que no es una moto deportiva y se hecha en falta el carenado.
Entrando ya a rodar en ciudad no se muestra más que un ligero calentamiento que sube desde el motor y que “acaricia” las partes nobles del piloto, pero bueno, el trago se pasa y a pesar de este inconveniente seguimos callejeando por S/C de La Palma. Entre estrechas callejuelas y calles empedradas de no muy buen firme, todo sea dicho señor alcalde, esta CB1000R se desenvuelve con cierta “dulzura” dejando patente el trabajo que han realizado los ingenieros en el capítulo de suspensiones pero siempre teniendo claro que tenemos un mil entre los pies y que al más mínimo toque brusco en el acelerador se convierte en una máquina que devora la carretera.




Ahora vendría lo obvio vamos lo típico de me gusta el faro, que si este color o aquel otro, que si el colín es un poco pequeño e infinidad de tonterías de ese tipo pero yo creo que lo importante de una buena moto no solo tendría que basarse en la estética sino también en el comportamiento que podría tener para el uso que se le quiera dar y esta es una moto para todo el mundo, gracias a que se puede limitar para noveles.
Un piloto experto puede sacar el máximo a la montura pero un novel también se puede divertir encima de ella. Y sobre todo creo que es un acierto de la marca conseguir una moto polivalente en su justa medida entre naked y deportiva con un comportamiento agradecido en toda su gama de revoluciones y una moto sobre todo muy “fácil” de llevar sin necesitar ninguna experiencia ni ser ningún Valentino Rossy.

Está muy guapa, pero a mi lo que aún no me convence mucho es la parte trasera, será cuestión de acostumbrarse a verla